Románico

Esencialmente, y como característica fundamental, el arte románico es el arte sacro del cristianismo occidental, del cristianismo romano, entendiendo el término romano en su contenido para la época en que se produce esta manifestación artística, acotado en términos límites dentro del periodo comprendido entre los años 950 y 1.260.

El arte románico es simbólico y subjetivo. Con el símbolo se facilita la comunicación estableciéndose, de manera permanente, la ubicación relativa de los comunicadores, y con la subjetividad, además, el arte románico se abre, se hace libre, se universaliza en relación a las mentes de los potenciales individuos que lo vivan. Si no existen estas características no hay arte románico. La ausencia de símbolos por un lado y la entrada del realismo/naturalismo por otro vuelven a limitar el espacio románico, y su presencia en el contexto sacro, por el contrario, vuelven a definir su presencia.

La iglesia, como lugar en el que se realiza la comunicación sacra, es así el elemento románico dominante. En ella la arquitectura define posiciones y cobija a los elementos que facilitan la comunicación, a las restantes manifestaciones artísticas románicas, en ella y en las dependencias vinculadas a la misma.