Conclusión
Finalmente, el arte rupestre está formado por las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad. Se comenzaron en el Paleolítico con obras de carácter mágico-religioso, pasando a ser en la Revolución Neolítica de carácter ornamental. Entre estas dos épocas se puede observar cómo las diferentes formas de vida y de pensar marcan los distintos rasgos de la pintura en cada etapa, gracias a estas obras. Ofrecen, por lo tanto, un alto interés artístico e histórico debido a la realidad y al uso de las técnicas como la manera de obtener los colores.